De agua milagrosa y copos de nieve: el regreso del Dr. Emoto (y III)

En este último post de la serie (¡Aleluya! Como pensarán algunos) dedicada a las tesis del Dr. Emoto no podía dejar de hablar del programa que hizo que empezara a escribir sobre ello. El programa de Cuarto Milenio es una especie de 'baúl de la Piquer' donde cabe de todo. Desde apariciones fantasmales hasta conspiraciones históricas, pasando por extraterrestres, medicinas alternativas y otras variedades, eso sí, tratados todos desde esa óptica pseudocientífica y mística con la que envuelve Iker Jiménez todo lo que toca.

En el programa del 20 de julio de 2008 el presentador invitó a la tertulia del reportaje 'Las Fuentes del Corazón' a Goio Iturregui, un escritor autodefinido como "activista del agua y buscador" y que curiosamente había escrito un libro sobre el tema de la noche titulado, que casualidad, de la misma manera que el reportaje en cuestión (justamente el de la imagen de la derecha, espero que no me denuncien por ponerla en el blog). Uno hasta podría pensar que el Sr. Jiménez pretende publicitar un libro de un colega en su programa, en lugar de aportar 'luz y taquígrafos' al tema en cuestión. Pero no seré yo quien diga eso.

El caso es que en dicho programa se habló sobre la bondad de algunos manantiales que el Sr. Iturregui había visitado y cuya 'calidad' era demostrada por la bella cristalización del agua de dichos nacimientos, es decir, usando las teorías de Masaru Emoto. El cómo en pleno siglo XXI todavía hay gente dando publicidad a esas ideas tan poco contrastables, y lo que es peor, en una televisión importante, es para mí un absoluto misterio. Pero parte de ese misterio se desveló pocos segundos después al comprobar quién era uno de los coautores del libro. Efectivamente, el nombre de Masaru Emoto estaba en la portada de la obra para aportar 'credibilidad' al documento.

El Sr. Iturregui había viajado por toda la geografía española (y no recuerdo si también por parte del extanjero) en busca de manantiales cerca de lugares con 'apariciones y leyendas negras', y cuando se le preguntaba sobre los resultados de su 'investigación' en algunos lugares, respondía con un sincero: "se sentía lo que iba a salir". Genial, lo que hablamos del problema de no hacer el doble ciego y de la voluntad del experimentador elevado al máximo exponente. Aunque todavía le queda tiempo de dar otra patada al método científico cuando dice que 'más de la mitad de las medidas se desecharon'. ¿Por qué? ¿Eran feas? ¿No encajaban con las ideas preconcebidas que querían demostrar? Lo mejor de su intervención fue cuando se metió con la cloración del agua. 'En ninguna de las aguas cloradas han salido cristales tan fantásticos (sic) como en las de los manantiales', decía. Muy bien, Sr. Iturregui, clorar es malo, muy malo, y hace al agua menos bella y sana. Dígaselo usted a los millones de personas que mueren cada año por no tener acceso a cloración ni a purificación de las aguas para convertirlas en potables. Creo que estarán de acuerdo con su idea. Lo que más gracia me hizo fue cómo dijo que las aguas 'estructuradas' eran buenas para todo el mundo: "... para niños, ancianos y personas normales". No se como sentará eso a niños y ancianos :-D.

Otro de los invitados a la mesa de Iker Jiménez fue el periodista David Zurdo, quién traía resultados experimentales sobre la cristalización de algunas muestras de agua y que con todo su rigor científico había hecho en las instalaciones del CSIC. Buscando alguna publicación en la que pudieran constar los datos de esos experimentos me topé con que habían sido publicados en la revista Más Allá, en diciembre de 2006 (no preguntéis el índice de impacto ni por el área en la que está). El artículo no está completo en la red, pero por lo que allí pone, el experimento consistió en congelar 6 muestras de agua (del río Manzanares, del grifo de Madrid, agua mineral, agua destilada y agua con sal) con ayuda de hielo carbónico y fotografiar el resultado a través de un microscopio. La hipótesis que él quería mostrar era que los cristales de hielo surgían principalmente de las sales disueltas en el agua. Si no había sales disueltas, no habría cristales de hielo. Luego comprobó que no era así. Una simple búsqueda sobre el tema hubiera proporcionado a David Zurdo la respuesta que buscaba. Como ya vimos en el anterior post, el agua, por ser agua (H2O), forma cristales de hielo de diversas formas bajo unas determinadas condiciones. Las sales disueltas pueden cambiar los valores de algunos parámetros (punto de congelación, ebullición,...) y ayudar a la nucleación del cristal de hielo (el comienzo del crecimiento del copo gracias a una partícula). Este es el motivo por el que, por ejemplo, se arroja sal a algunas carreteras en los días de nevada y mucho frío: la sal baja el punto de congelación del agua, lo que permite que cuando se alcanzan temperaturas bajo cero el agua aún se mantenga en estado líquido y no forme hielo.
Aparte del tema de las sales, la intervención de David Zurdo no demostró nada, ni a favor ni en contra del tema que trataban. Pero los del programa hacían que pareciese todo lo contrario, que todo lo que decía ayudaba a reafirmar sus extravagantes teorías.

Ya metidos en el reportaje en sí, nos trasladaron a un laboratorio en el que iban a analizar una muestra de agua que había recogido el periodista. Pensé que iban a medir los parámetros físico-químicos del agua y relacionarlos con la calidad de la misma. Mi ingenuidad quedó patente cuando oí al director del laboratorio (Alberto Pérez Roldán) responder a la pregunta de cuáles eran los resultados del análisis de la muestra con la lacónica frase: "algo pasa, lo que más me está sorprendiendo es que algo pasa". Yo haré lo mismo cuando en un congreso me pregunten sobre los resultados de mi investigación. Les diré "algo pasa", y me quedaré tan pancho. Pero todo tiene su explicación. El tal Alberto Pérez es coautor de un libro que a lo mejor os suena. Efectivamente, del mismo libro del que son coautores Goio Iturregui y Masaru Emoto. Es bueno tener amigos.
Busqué información acerca de Sr. Pérez Roldán para ver si podía creerme las cosas que contaba. Lo más que encontré de él fue la colaboración en algunos 'Encuentros Internacionales de la Ecología del Agua' (no respaldados por autoridades científicas, por supuesto), que había coescrito el libro antes mencionado y que su laboratorio se llamaba 'ONA Investigación S.L.' situado en Binaced (Huesca) que se dedica a la 'industria de investigación, fabricación y comercialización de productos cosméticos y para la agricultura' (Boletín Oficial de la provincia de Huesca, 11/02/2007).

Alberto Pérez, contó en el reportaje que los análisis del agua que realizaba tenían como objetivo 'parametrizar' el agua y descubrir cuáles eran mejores o peores. La cosa no pintaba demasiado mal en principio. Para esa parametrización usaba una 'nueva' tecnología llamada GDV. Finalizaba su pequeña entrevista comentando que había descubierto una "relación directa entre el pH del agua, el oxígeno disuelto en el agua y la capacidad que tiene el agua de establecer un orden". Todavía no entiendo lo de la capacidad del agua de establecer un orden. Si hay un experto en el tema y me lo quiere explicar se lo agradeceré eternamente. Lo llamativo es que al mencionar los términos 'pH' y 'oxígeno disuelto' parece que tiene el beneplácito de toda la comunidad científica.


Intentando profundizar un poco más en el tema, busqué información acerca de esa nueva tecnología llamaba GDV y qué parámetros era capaz de medir. Cuando terminé de leer, mi curiosidad inicial se transformó en escepticismo, y de ahí a una sonrisa incrédula. El GDV no era más que una modernización de la fotografía Kirlian, así, como suena. GDV son las siglas de 'Gas Discharge Visualization' (Visualización por Descarga de Gases), un método para medir 'campos de energía' ideado por el ingeniero ruso Konstantin Korotkov de la Universidad Técnica Federal de San Petersburgo. Korotkov ha escrito el prólogo de un libro gratuito llamado 'Aura y Ciencia' (¡En CómicSans! :-S) de Fernando Sánchez Quintana, que puede descargarse de la página oficial del sistema GDV (gdvtec.com) y que supone que debe servir para que compres con más ganas sus aparatos, que son caros de narices, dicho sea de paso. En dicho prólogo, Korotkov define su sistema como un 'instrumento para medir auras por medio de la captura de imágenes Kirlian en el ordenador'. También menciona a Einstein sin venir a cuento, como es costumbre en todos los panfletos que quieran mostrar su aparente adhesión a la ciencia moderna para luego defender lo indefendible. La definición más espectacular la hace en otro párrafo: "...es el primer instrumento en el mundo que combina un procesamiento científico preciso y una aproximación a nivel espiritual" (¡Zas! ¡En toda la boca!). Os podéis hacer una idea de lo que viene después: filosofía oriental, chakras,... En la página oficial, uno de los programas que ofertan para el tratamiento de las imágenes tomadas se llama 'Virtual Chakra'. Imaginad eso aplicado a una muestra de agua. No estoy diciendo que las llamadas imágenes tipo 'Kirlian' (las imágenes en sí) sean un camelo. Son fotografías que se basan en el Efecto Corona y son realizadas estableciendo un voltaje elevado con una intensidad muy baja). Su forma depende de factores como la humedad, conductividad eléctrica, tensión aplicada... Pero de ahí a decir que son indicadores del estado del espíritu (sea lo que sea) o de la calidad y belleza del agua, hay un mundo (podéis mirar la imagen lateral del 'aura' kirlian de una llave, que mucha vida no creo que tenga). De todas maneras, la imágenes kirlian y su moderna reaparición es un tema que me gustaría tratar más en profundidad, más aún cuando he visto que en un congreso de la IEEE han publicado trabajos relacionados con el GDV. Tendré que informarme de todo convenientemente, aunque también reconozco que a algunos congresos puede uno mandar cosas no demasiado 'finas'.


Konstantin Korotkov y Masaru Emoto son amiguitos, por si quedaban dudas.

En definitiva, en el tiempo dedicado por Iker Jiménez en su programa a 'Las Fuentes del Corazón' se nos lanzaron teorías sin pruebas sobre el agua, queriéndolas colar como resultados científicos contrastados, aparte de volver a refrescarnos las cabezas con las ideas 'New Age' de Masaru Emoto y sus cristales inteligentes. Aunque creo que, más que lo anterior, el Sr. Jiménez pretendió vendernos un libro escrito por un par de amigos suyos. Yo haría lo mismo.

6 comentarios:

ale dijo...

y yo que creí que Alberto Pérez era el de la mandrágora :-P

en serio, ha estado muy interesante la serie sobre el agua ¿con qué nos deleitarás en el futuro?

Anónimo dijo...

Espero que sigas publicando muchos articulos como este.
ahh y limpiate la boca que te chorrea el colmillo :D

Pepe dijo...

Gracias por las alabanzas, Ale. Todavía no se lo que escribiré en el futuro, ni si podré hacerlo con la frecuencia a la que me gustaría, pero como ya he comentado en alguna ocasión se aceptan temas posibles, que lo agradeceré.

Anónimo, muchas gracias por tu comentario. Y lo del colmillo me lo dejaré tal cual, que ser un poco vampirillo parece que te vuelve más atractivo :-P. Saludos.

Anónimo dijo...

??????????????.........

Anónimo dijo...

um interesante, pero lei acerca del aura y me intereso mas, sabias que ese aura es simplemente bioenergia? y la ciencia lo reconoce,

lo que se me viene a la mente es que las gotas de emoto, cristalizan diferente por estar expuestas a diferentes tipos de bioenergia, o como quieran llamarlo.

Saludos
Juan

aranodian dijo...

No me he leído todo el artículo pero el escepticismo respecto a temas energéticos. Realmente AÚN no somos capaces de demostrar "cientificamente" muchas cosas que están ahí y no comprendemos, por ejemplo lo más significativo para mi son los meridianos de acupuntura chinos, los hospitales de china sólo utilizan acupuntura y herbolarios, los mismos médicos lo dicen, es indemostrable pero funciona, lo único que nos dice esto es que aún no somos capaces de comprender cómo funciona, pero funciona; también utilizamos otras cosas aunque no sepamos cómo funcionan, el ordenador el coche y un largo etc... Lo único que la energía, y yo diría más la información biológica, mental, emocional... no es medible, ni visible, pero vemos sus efectos. Hay que creer en lo que funciona aunque no sepamos cómo funciona, así se avanza a lo largo de la historia. La medicina ha avanzado así dejando atrás viejos paradigmas y empezando a investigar en los nuevos descubrimientos, que siempre son traumaticos para los que se resisten al cambio. No intento convencer de que todo es válido, pero tampoco todo es mentira y hay que investigar la parte de verdad para quedarnos con eso. Saludos.

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